sábado, 12 de diciembre de 2015

La política no es esto. No para mí.

La política no es esto. No para mi.

Casi tenía decidido continuar viendo "El ala oeste de la Casa Blanca" - es la segunda vez que la disfruto - , pero al final caí como un tonto y me tragué dos horas de en espectáculo ideado a mayor gloria de un medio de comunicación y de sus intereses económicos y políticos.
No soporto que conviertan la Política en un espectáculo. Me irrita que el derecho a la información que tenemos todos los ciudadanos lo utilicen los dueños del soporte para montarse una campaña de marketing y autobombo, como no la ha tenido nunca la Coca Cola. No me han gustado los interminables días previos "al supuesto debate decisivo" - ¿y quién demonios les habrá dicho que lo fuera? - Me pareció poco elegante - por no emplear otro calificativo más contundente - la repetitiva y empalagosa mención al acontecimiento histórico que estaban alumbrando y a lo profesionales, inteligentes y modernos que eran todos los periodistas de la cadena. Y me cabrea que toda esa inmensa campaña la hayan construído con el soporte de unos políticos que aspiran a gobernar nuestro país. Me molesta que los representantes del pueblo, nuestros representantes, parezcan actuar con miedo ante la prensa. No solo los bancos pueden robarnos la libertad.

Y llegados al día y la hora elegidos, una parafernalia que para sí quisiera la ceremonia de los Goyas, remata mi estupor y mi absoluto desapego. Cuatro concursant@s jóvenes, guap@s y fotogénico@s intentando ser coronados con el premio a la mejor oratoria, al disertador más brillante, al vendedor más astuto. Y arbitrando el debate unos periodistas, para ser más justo, una periodista, con demasiadas ansias de protagonismo y con una manifiesta falta de neutralidad.

No, lo siento, yo no me creo esta forma de comunicación política. Me degrada. Con formatos así, Pepe Mújica nunca habría sido presidente de Uruguay, ni José Luis Sampedro el ideólogo del 15M.
Nuestra democracia nunca será una democracia madura si a los votantes se nos hurta la posibilidad de reflexionar sobre programas de gobierno serios, rigurosos, comprometidos. ¡Ah!, busqué por todas partes a Alberto Garzón y no lo encontré. Una evidencia más de nuestra frágil democracia.

Hasta aquí lo que quería decir. Eso si, es solo una opinión.

sábado, 5 de diciembre de 2015

Existimos, y ese es un don extraordinario y hermoso


Me gusta creer que he sido concebido con un propósito especial.
Ahora que nuestras casas y nuestras calles se llenan como por ensalmo de ruidos y fanfarrias, de comediantes y buhoneros, experimento la necesidad imperiosa de escapar y reflexionar, siento la necesidad de darme una vuelta por el rincón de pensar. Es posible que no me sirva de mucho, pero presiento que ganaré en libertad. Dejaré para otro momento el juicio que me merece el rentable espectáculo montado por políticos y medios de comunicación a cuenta de las elecciones del próximo 20 de diciembre o de cualquier otra noticia que tenga que ver con el dolor y la miseria humanas. En estos momentos, aunque pareciera fuera de lugar, solo me apetece compartir reflexiones que me ayuden a entenderme y a reconciliarme con la vida.

Creo qué con demasiada frecuencia usamos el nombre de Dios para no tener que buscarnos a nosotros mismos. Escapamos, cerramos los ojos, nos atemoriza el abismo, lo desconocido; y nos agarramos a los ritos y los dogmas para no tener que atravesar desnudos la gran puerta. Sin embargo, presiento que tras ese umbral de misterio y de miedo, se esconde el sentido de la vida. En realidad, cada ser humano es el maravilloso y asombroso embrión de una creación inacabada. Un extraordinario diseño de amor y sabiduría que estamos llamados a completar a través del conocimiento y una inquebrantable voluntad de conquista de los misterios que se nos vayan manifestando.

Sea por decisión divina o por un accidente cósmico, estamos aquí. Existimos, y ese es un don extraordinario y hermoso. La vida, a mi entender, ha de ser búsqueda; búsqueda decidida y apasionada del proyecto de nuestra propia creación definitiva.