miércoles, 10 de septiembre de 2014

La fotografía.

He posado el dedo índice en el centro de la foto. La imagen ocupa ahora toda la pantalla de la tableta. He apagado la tele. Mi casa está en el campo, es de noche y un dulce silencio envuelve la habitación. No puedo apartar los ojos del sol, las montañas, los árboles, el muro de piedra, la tierra roja, las hojas doradas, los colores, los ardientes colores. Y no puedes entender que los habitantes de este mundo seamos incapaces de vivir en armonía con tanta perfección y tanta belleza.
Olvidaré por un instante todo el dolor, el egoísmo y la miseria que hoy he conocido. Me quedaré un rato largo contemplando este regalo, llenaré el silencio con música de Grieg y pensaré que mientras los hombres y las mujeres seamos capaces de emocionarnos con una puesta de sol, aún habrá tiempo para seguir creyendo en utopías.

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