lunes, 24 de agosto de 2015

Apropósito de anónimos y seudónimos.

Es más que probable que esta reflexión no alcance los parámetros de calidad mínimos para ser considerada digna de aparecer entre las páginas de una determinada publicación on line. El hecho no debería pasar de ahí y no tendría la menor importancia. Me niego a pensar que se trate de una especie de censura por considerarla demasiado crítica con sus propios intereses. Creo que esa publicación, a la que por respeto a su honor y a mi falta de certezas no quiero nombrar, dio siempre muestras de valentía e independencia. Solo he pretendido abrir un debate civilizado y democrático sobre un tema que, me parece, genera preocupación y muchas dudas. ¿O solo me lo parece a mi?
Más abajo, entrecomillada, vuelvo a exponer mi reflexión. Me gustaría que fueran ustedes, los que visitan habitualmente estos muros, quienes aclararan finalmente mis dudas. Gracias.

"Puede que existan razones que yo no alcanzo a ver, pero no puedo evitar experimentar un sentimiento de rechazo ante la proliferación de anónimos y seudónimos que copan la mayor parte de los foros de opinión en los periódicos digitales.

Me refiero a esos anónimos que evitan el debate civilizado en condiciones de igualdad y se amparan en la invisibilidad para cargar, descalificar y, a veces calumniar, a personas que, equivocadas o no, se atreven a opinar a pecho descubierto, con nombre y apellidos.

Me refiero a esos anónimos que no se cansan de dar lecciones de moralidad, transparencia - "manda huevos" - y democracia, como si fueran los únicos portadores de la decencia y los valores ėticos.

Me refiero a esos anónimos, seudónimos, o lo que sean, que amparándose en la libertad de expresión, acaban degradándola, embarrándola y vaciándola de contenido.

Es más que probable que se me escapen claves que me podrían hacer pensar de otra manera. Si fuera así, me gustaría conocerlas. Pero hasta tanto, evitaré entrar en esos foros."

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