martes, 15 de noviembre de 2016

Sin información veraz no hay democracia, no hay libertad.

Sin información veraz no hay democracia, no hay libertad.

Hoy es un día raro para mi. No sé si definirlo como triste, como decepcionante o como liberador.
Hace cuarenta años, seis meses y ocho días lo compré por primera vez. Lo leí, lo devoré, me emocioné, y le prometí fidelidad. Después de años sin término de oscuridad, censura, manipulación y terrorismo informativo propiciados por una dictadura analfabeta y cruel, había nacido un periódico que prometía ser la luz y la voz de los hombres y las mujeres libres. Y lo haría - decía - contra  viento y marea. Contra todo tipo de presiones. Vinieran de donde viniesen, poniendo la cara, aunque se la partieran. Y durante muchos años le creímos, y paseamos orgullosos su logotipo de cabecera por las calles, en el metro, en los autobuses, en las cafeterías. Siempre a la vista. Siempre orgullosos. Buscando complicidades. Ser lector del País se convirtió para mí, se convirtió para muchos, en una cierta forma de militancia, en una manera de expresar públicamente cual era nuestro pensamiento político, por qué tipo de mundo apostábamos.
Alguna década después, aquel "Shangri La" informativo comenzó a perder brillo, la fuente ya no era tan cristalina. Se hizo demasiado poderoso. Y el poder...
Pero si te tapabas la nariz y guiñabas un poco los ojos, aún te ofrecía la posibilidad de pensar, confrontar y disfrutar con colaboraciones de primera línea. Para su fortuna, el panorama informativo de alrededor era absolutamente infumable. Y seguimos leyéndole.
Pero, desde algunos años, demasiados, todo se ha ido al carajo. Ya es imposible reconocer a aquel periódico libre, independiente, progresista y culto. Hoy es solo una gran empresa con intereses económicos muy definidos que, llegado el caso, no dudará en retorcer la información para lograr los objetivos decididos en consejos de administración que nada tienen que ver con el deber sagrado de la libertad de expresión y de pensamiento. Así al menos, lo percibo yo
Su posicionamiento vergonzante durante la crisis del último año - eleciones sucesivas incluidas - a la búsqueda de un gobierno para nuestro país, y su intervención manipuladora y torticera en los conflictos internos de una formación política soberana, han sido la gota que ha colmado el vaso. Al menos para mi. 
Por ello, después de cuarenta años, seis meses y ocho días, acabo de anular mi suscripción al País. Se acabó. 
Me acercaré a Infolibre, a Diario.es y a otros que ahora no nombro - discúlpenme - pero que sé qué están ahí. Espero que cubran parte del enorme vacío que me ha dejado esta traición. Les necesitamos. No es posible la democracia, no es posible la libertad, sin información independiente y veraz. A todos les pedimos, que defiendan y respeten ese depósito sagrado de los ciudadanos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario