sábado, 14 de febrero de 2015

El grito fraternal de Iñaki Gabilondo.

"¿Qué persona inteligente querría meter su cabeza en la boca de este lobo?".

Con esta soflama desesperada concluía Iñaki Gabilondo el editorial de su vídeoblog del País.

Es fácil deducir quién era el destinatario de su grito. Y por supuesto, absolutamente entendible su enojo y su miedo ante el más que seguro sufrimiento al que podría verse sometido alguien a quién quiere irremediablemente. ¿Quién está libre de un sentimiento así? ¿Quién no intentaría proteger a su hij@, a su padre, a su hermano o a su esposa, del dolor, la incertidumbre o el escarnio a que se vería sometid@ si se expusiese al hedor de una sociedad putrefacta? ¿Quién no intentaría advertirle de las mentiras, traiciones, corruptelas y coacciones que habitan en los poderes del estado y sus adelaños?

Entiendo a Iñaki. Respeto su magisterio, su compromiso ético personal y la decencia - sostenida durante décadas - de su trabajo periodístico.
No voy a decir "discrepo de Iñaki", ni me aprovecharé de una frase parida con dolor y tal vez con miedo. No tengo derecho. Me parecería una falta de respeto ¿Y quién sabe? Tal vez el que no tenga ni idea soy yo. Pero deseo compartir lo que pienso. Y casi estoy seguro, lo que también piensa este admirado maestro de periodistas.

"No se sí es de persona inteligente meter en estos momentos la cabeza en la boca de este lobo". No lo sé. Por supuesto, es más cómodo, e infinitamente menos peligroso, hacer lo que hago yo ( y encima, alguien que me aprecia pondrá " me gusta" para que me sienta bien). Pero sigo creyendo que existe gente a quién le importa la gente, personas que sólo encuentran sentido a la vida en el servicio a ideas que hablan de justicia, de igualdad y de fraternidad, y que están dispuestos a poner estos intereses por encima de un merecido refugio de tranquilidad personal y familiar.

Nunca lo exigiría - antes debería exigírmelo a mí - pero agradeceré, aplaudiré y apoyaré a aquellos que en momentos tan convulsos y crueles como los que vivimos, sean capaces de "meter su cabeza en la boca de este lobo".

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