sábado, 6 de junio de 2015

Es difícil aceptar lo que está pasando



Posiblemente tenga yo la culpa. ¿Quién sabe? Tal vez me sobre ingenuidad y me falte realismo; es lo que suele pasar cuando a uno le da por leer poesía romántica o soñar con aventuras de caballeros andantes y mundos fantásticos.

Aún así, y evitando fustigarme más de la cuenta, no vaya a pecar de soberbia presumiendo de una humildad que no tengo, me resulta difícil aceptar lo que está pasando.

Me irrita el juego de trileros en el que parecen sentirse cómodos en este tiempo post electoral, los partidos viejos y los partidos nuevos. Me cansan sus juegos dialécticos pensados para su mayor gloria, las constantes alusiones a su pureza incorruptible y a la demonización del adversario, sus intereses ocultos ("hoy no me ajunto contigo", no vaya a ser qué...Tal vez mañana, cuando pase aquello que tú y yo sabemos ), sus apelaciones al miedo, sus distintas varas de medir, sus inequívocos deseos de "poltrona". Digan lo que digan, justifíquenlo como quieran justificarlo, me parece una indecencia lamentable lo que está ocurriendo en Andalucía, y lo que, parece muy probable, va a ocurrir en otros pagos. ¿Nos podemos permitir ese lujo? Me temo muy mucho que estos políticos tan decentes, están más preocupados de sus perspectivas electorales que del buen gobierno de sus pueblos.

Parece claro, con el voto expresado en las urnas, que los hombres y las mujeres de este país han dibujado una sociedad poliédrica, diversa, llena de colores. Y esto me parece maravilloso. Nadie podrá arrogarse ya la representación exclusiva de las ilusiones de la gente. Se acabaron las verdades absolutas, el pensamiento único, el decreto ley, la falta de transparencia. La ciudadanía nos ha dicho que va siendo hora de que nos comportemos como seres humanos civilizados: humildes, dialogantes, honestos, con sentido común. Nos explican que en nuestra vida pública no hay cabida para los intolerantes que se comportan como si fueran los únicos depositarios de la verdad - eso ya no se lo cree ni la Iglesia de Roma - Nos advierten que ha llegado el momento de hablar, de abandonar falsas posturas maximalistas, de acercarse, de escuchar, de dialogar; es decir, de ceder, de converger. Solo el bien común es importante. Solo la Gente es importante.

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Dicho lo que he querido decir, me parece necesario afirmar que todas las generalizaciones acaban siendo injustas. Por ello, aunque mi torpeza me ha impedido explicarlo mejor, quisiera concluir este desahogo remediando esta arbitrariedad: NO, NO TODOS LOS POLÍTICOS SON IGUALES.

Conozco personalmente a muchos hombres y mujeres que viven su vida pública como un servicio absoluto a favor de sus pueblos. Los conozco y los admiro. No voy a nombrarlos a todos, no podría, pero en representación de todos ellos citaré a dos personas, una mujer y un hombre que dignifican la política y enorgullecen a sus ciudadanos. Seguro que también ustedes podrían nombrar a otros muchos.

Antonio Morales. Presidente del Cabildo de Gran Canaria y Manuela Carmena. Aspirante a Alcaldesa por el Ayuntamiento de Madrid.

Antonio Morales es líder de Roque Aguayro.
Manuela Carmena, se presenta como independiente en Ahora Madrid.

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