miércoles, 6 de marzo de 2013

Que no nos roben el alma.

      No creo que resulte fácil vivir en un estado de frustración, impotencia y cabreo permanentes. Ni creo que resulte fácil, ni me parece que sea sano. Los seres humanos estamos pensados para el disfrute, el amor y la contemplación de la belleza. Todo lo demás es pura contingencia.

      El bombardeo inmisericorde y continuado de informaciones que nos acercan al abismo más miserable de la condición humana: "barbarie, explotación, injusticias, guerras, corrupción, pobreza, mentiras, exclusión, el Paro, los Desahucios, las Privatizaciones, Barcenas, Eres, Urdangarin, Gurtel, Siria, El Coltán, La Banca, ... " pueden acabar convirtiéndonos en admirados y necesarios combatientes indignados, pero es también posible que acaben matando nuestra sensibilidad y nuestra capacidad para la compasión y el asombro. Hay un límite de aguante.

      Por eso pediría que, aunque sólo fuera por un instante, aunque nos sangrara el corazón por lo que no podemos dejar de ver, parásemos un momento y aprovecháramos para dejarnos invadir por sentimientos felices, por cantos y por risas. Y si fuera posible, inundáramos nuestros muros de noticias amables. Aliviáramos el escozor de nuestros ojos con la presencia de rostros hermosos. Y calmáramos nuestro dolor y nuestra pena con historias de amor y filantropía. Y después, aliviados y sosegados, entregáramos lo mejor de nosotros.

      Por favor, que no nos engañen. Que no nos secuestren. Que no nos roben el alma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario