domingo, 3 de marzo de 2013

RUIDO

      Ruido, mucho ruido. Y bla, bla, bla. Ambulancias, policías, el camión de la basura.

      Tertulianos prisioneros que gritan, que insultan, que venden consignas.
      Políticos perdidos, que escapan, que huyen, que mienten.
      Calles abarrotadas de gente, miles de batas blancas que se mezclan con camisetas verdes, malvas y azules, gente que va y que viene, personas que miran, que aplauden, que chillan, y otras columnas con ropas rojas y ropas negras que suben por la cuesta.
      Y los cielos se llenan de pancartas, de banderolas, de mensajes, de gritos y de llantos que vomitan la frustración y la rabia.
      Y el parlamento en su nube, y los partidos en su nube, y el gobierno en su nube.
      Y el país se desangra, y la gente desespera y mi vecino se hunde.
      Y mientras, en algún soleado paraíso al abrigo de las tormentas, algún orondo y sonrosado personaje se estará fumando un puro.

      Grajos negros de cola blanca chillan en mi balcón, el chatarrero vocea su presencia con un altavoz ronco, un perro se ha puesto a ladrar, y otro lo imita, y otro, y otro más...

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