domingo, 2 de octubre de 2011

Torneo de Cesta y Punto. Temisas.3 (Recuerdos.-10)

       La plaza estaba a rebosar. Era Domingo, un domingo luminoso y tibio. Apetecía estar allí, bajo los arboles, a la sombra de la Iglesia. Vestíamos ropas festivas, olíamos a Lavanda, a Maderas de Oriente y a Varón Dandy. La recién estrenada primavera había explotado con fuerza y cubierto de flores rojas, blancas y amarillas todos los accesos al pueblo. Los más pequeños coparon enseguida los aledaños del escenario. Las personas mayores aguardaban, sentadas en el muro, el comienzo "de aquello" que no sabían lo que era. El resto, hombres y mujeres, jóvenes y maduros, padres y solteros  en edad de merecer, se afanaban por encontrar el mejor puesto desde el que seguir "la competición."

      Sobre la tarima, una frente a otra, dos filas de cinco pupitres con sus respectivas sillas. En la sacristía, protegidos de la euforia exterior y del más que previsible pánico escénico, los contendientes  aguardaban nerviosos el momento de salir.

      Los primeros en ocupar sus sitio fueron los jóvenes estudiantes del Carrizal, recibidos con aplausos cariñosos. A continuación, en medio de una enorme algarabía y una ovación que parecían no tener fin, subieron a la palestra los niños de Temisas.

      Maribel Castro, Chelo Sánchez, Ana Mary Arbelo, Pablo Jiménez, Milagrosa Alemán y, como comodín, Miguel Jiménez Lorenzo. No necesito exigir mucho a mi memoria para que que me desvele sus rostros de entonces, para escucharles reír, trastear, discutir, ensimismarse, perderse...

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            ·Maribel; inteligente y reservada, con unos ojos inquietos, como si quisieran aprehenderlo todo, con un punto de indefinible tristeza fruto, tal vez, de su agudeza o de un descontento prematuro con la vida. Responsable y trabajadora. Era la líder intelectual del grupo. Por aclamación.
            ·Chelo; alegre, inquieta, cariñosa, con una enorme capacidad para hacer amigos.Generosa. Vital para la vida del grupo.
            ·Ana Mary; dulce, queríble y querida. Con un mundo interior inaccesible que la alejaba a veces, pero entregada al trabajo que le habíamos propuesto.
            ·Pablo; mi monaguillo, siempre dispuesto a todo. Generoso y trabajador, alegre y algo trasto; superado el pequeño trauma de que allí, por servir, no cobraba ni el cura, se entregó con todas sus fuerzas a pelear por su pueblo.
            ·Milagrosa;  Era la benjamina del grupo. Amable y tímida, con su permanente sonrisa y su alegria contagiosa.
            ·Miguel; el comodín. Humilde y cercano. Aunque su papel no estuvo nunca en primera linea, fue esencial para la estabilidad del grupo.

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       Y ahora estaban allí, nerviosos, responsabilizados, felices, orgullosos. Por primera vez en la historia conocida, un grupo de personas de nuestro pequeño pago iba a competir de tú a tú en un programa cultural, con  Pueblos y Villas tan importantes como Agüimes, Ingenio, Sardina o el Carrizal.

       Cada equipo debería responder a diez preguntas contenidas en un sobre elegido al azar y a los rebotes que pudieran producirse tras los errores en la respuestas del equipo contrario. El juez de la contienda reclama silencio. Comienza el juego.

      ...Y llegó el final. Y los niños de Temisas ganaron la partida. Como lo hicieron al domingo siguiente y al otro y también al otro. Y conquistaron el torneo. Y algún periódico de la isla se hizo eco de la noticia. Y hablaron de la "nueva frontera de Temisas".

      Posiblemente nunca lo supieron. Su única obligación era prepararse y divertirse compitiendo, conocer a otros chicos, otros pueblos y comportarse dignamente. Pero lo que consiguieron supuso un antes y un después en la vida de Temisas. Fue el pistoletazo de salida a un trabajo comunitario que debería apoyarse en la recuperación de la "autoestima", en el convencimiento de que, con igualdad de oportunidades, todos los hombres y todos los pueblos, somos iguales. Y fue eso, nada más y nada menos, lo que consiguieron estos niños.

      ¿Pero como pudo producirse "el milagro" si todos éramos conscientes de la precaria situación escolar que padecía Temisas? Iban a enfrentar sus conocimientos escolares, niños entre once y trece años, que habían recibido una información absolutamente desigual. Algo había que hacer.

       Y propusimos crear un temario único con mil preguntas y sus respuestas cerradas y que, a partir de el, los niños empeñaran su inteligencia y su esfuerzo.

      Fueron dos meses de trabajo ímprobo, En sus casas, con sus padres, en mi casa, en los caminos, de día y también, a la luz del carburo o de las velas, durante la noche. Teníamos que prepararnos bien. Y lo hicimos. El resultado, ya lo conocen ustedes.

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      El torneo de " Cesta y Punto" que acabamos de describir, fue un programa muy popular en TVE durante la década de los sesenta y enfrentaba a colegios de élite de todo el estado.


                                                                          Punto y seguido.













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